sábado, 22 de agosto de 2020

205 AÑOS DEL NACIMIENTO DE SAN JUAN BOSCO.

LOS ASUNTOS SOCIALES – Y HASTA HOY VIGENTES – EN LOS QUE SE OCUPÓ EL PADRE Y MAESTRO DE LA JUVENTUD.



Juan Melchor Bosco Occhiena nació hace 205 años en el hogar de Francisco y de Margarita, humildes campesinos y hombres temerosos de Dios. Tuvo por hermanos a Francisco (del primer matrimonio del padre) y a José.

Juanito, quedando huérfano de padre poco antes de cumplir los tres años, quedaría predestinado por la Divina Providencia para ser el padre de otros tantos huérfanos de su tiempo y de hoy.

La vida de San Juan Bosco es fructífera, inspiradora y animadora para jóvenes y adultos. No en vano se han escrito números textos y artículos sobre su vida, obra y legado.

Don Bosco fue profundamente hombre y profundamente santo. Sin lugar a dudas, su personalidad: casi única y su “muñeca” para fundar y gestionar sus obras son características que ensalzan la personalidad del Padre y Maestro de los jóvenes. No olvidamos su fama de santo y de profeta. Sin embargo, hoy, en el día que recordamos su 205 aniversario natalicio, nos concentraremos en los ASUNTOS SOCIALES en los que se ocupó, asuntos que incluso hoy continúan pendientes de resolverse.

“HONRARÁS A JUAN BOSCO QUE SE CUIDÓ DE LOS POBRES Y EDUCÓ A LOS HUMILDES”

Esta es una frase al interior del libro rojo de Mao Tse Tung, quien pese a no ser contemporáneo de Don Bosco – pero asumimos conoció su obra -  exaltó su labor social en su famoso texto.  

También, el gran literato Víctor Hugo, luego de un encuentro con Don Bosco en París diría: “Don Bosco, HOMBRE DE LEYENDA”.

Precisamente, Don Bosco no fue únicamente un hombre religioso que se limitó a predicar el Evangelio y administrar los sacramentos. FUE UN HOMBRE CON PROFUNDA PREOCUPACIÓN SOCIAL Y DE FÉRREA INTENCIÓN DE CAMBIAR LA VIDA DE LOS MÁS NECESITADOS, ESPECIALMENTE EN LOS JÓVENES.

El joven Juan Bosco, en alguno de sus sueños luego de la muerte de Don Calosso, escuchó que “DIOS NO ENVUELVE ENTRE PÉTALOS DE ROSAS A SUS PREDILECTOS”.  Por ello, desde la edad adecuada ya trabajaba en el campo – para colaborar con la manutención del hogar – y como joven, luego de abandonar la casa, debe trabajar para otras personas (con los Moglia y los Turco) para poder pagarse los estudios y lograr su deseo de ser sacerdote. Trabajó como pastor, sastre, herrero, carpintero y mozo de café; por ello, quizás, que Mao haya tomado sustento para mencionar a un santo en su libro rojo; un santo que cuando joven se esforzó como “proletario” para poder acceder a los estudios y lograr su anhelo de ser sacerdote.

Dicho este preámbulo, pasaremos a mencionar los cinco asuntos sociales en los que se ocupó Don Bosco.

1.- EL PROBLEMA PENITENCIARIO: Apenas ordenado sacerdote Don Bosco se ocupa de asistir a los presos de Turín. Al interior de la cárcel descubre una triste realidad: nadie se preocupa por los muchachos, se vive un HACINAMIENTO y los que son excarcelados vuelven a cometer delitos. Se dice a sí mismo: SI ALGUIEN SE PREOCUPARA POR ELLOS SERÍAN DISTINTOS.

Don Bosco se toma en serio la atención de los presos de Turín y de sus necesidades. Los atiende espiritualmente y procura colaborar en el mejoramiento de sus necesidades. Precisamente, esta preocupación lo llevó a solicitar a la autoridad civil en el año 1855 un paseo al aire libre con más de 300 presos. Según D´Spiney, la autoridad civil quiso dotar de carabineros que estén atentos a cualquier desorden, pero Don Bosco rehusó porque creía que los jóvenes presos se sentirían vigilados y no disfrutarían del paseo. Para sorpresa de los que veían en la actitud de Don Bosco una amenaza, al retorno del paseo, ninguno de los presos se fugó.

Don Bosco, por consejo de San José Cafasso, deja la atención de los presos de Turín al sufrir una fuerte impresión e incluso desvanecerse al ver morir ante la pena de la horca a uno de los muchachos que conoció durante su trabajo pastoral en la cárcel.

D´Spiney también nos comenta que precisamente uno de los tantos muchachos a los que Don Bosco atendió y conoció en la cárcel, por desconocimiento de quién era su víctima, intentó asaltarlo. Don Bosco lo reconoció, le increpó amorosamente su conducta, lo confesó y le dio unas monedas con la promesa de que no vuelva a cometer tal acto.  

Adicionalmente, debemos mencionar que Don Bosco, convocado por la Marquesa Barolo, atendió a las jovencitas que presentaban conducta difícil y habían ejercido la prostitución.

2.- LOS DERECHOS LABORALES: Como hemos mencionado, Don Bosco cuando joven fue un campesino y proletario; conocía bien el significado del esfuerzo del trabajo para el sustento y para lograr los anhelos.

La época en la que ejerció los primeros años de su sacerdocio en Turín estuvo marcada por la revolución industrial y la migración del campo a la ciudad. Miles de jóvenes buscan trabajo y sufren en silencio, por necesidad, el abuso de sus patrones. Resaltan de este grupo los LIMPIA CHIMENEAS Y LOS ALBAÑILES. Don Bosco, se preocupó de generar las condiciones DIGNAS DE TRABAJO Y DE RESGUARDO DE SU INTEGRIDAD, incluso fungiendo como garante. Prueba de ello es que el primer contrato laboral que existe en Italia y data de la fecha 8 de febrero de 1852 tiene la firma de Don Bosco y la de un aprendiz.

Adicionalmente, solía entre semana visitar a sus jóvenes amigos para asegurarse de que todo marchase bien.   

3.- LA EDUCACIÓN: Don Bosco conoció en la cárcel de Turín la desgracia de los jóvenes que no son educados. Siendo así, comienza su obra del oratorio todos los domingos, acogiendo a niños y jóvenes de la calle que no sabían leer ni escribir. Los reunía para jugar, enseñarles el catecismo, a leer, escribir y compartir una merienda. De esta manera Don Bosco, inspirado en San Francisco de Asís, con un trato amable y cariñoso se gana a los jóvenes que cada semana tocan a su puerta y aumentan en cantidad.

Posteriormente, el oratorio “errante” adquiere su sede definitiva en la Casa Pinardi en el barrio de Valdocco, en Turín. Estando ya instalado con serenidad la preocupación de Don Bosco se concentró en que los jóvenes recibieran instrucción, formación y aprendan un oficio para poder defenderse en la vida. Para ello sustentó su sistema educativo en el SISTEMA PREVENTIVO, es decir, un sistema basado en la RELIGIÓN, LA RAZÓN Y LA AMABILIDAD.

Bajo este anhelo, desde el oratorio naciente con Bartolome Garelli, se preocupa en enseñar a los muchachos el catecismo, a leer, escribir y la aritmética para luego – por los oficios que había realizado cuando joven – enseñarles el oficio de sastrería, carpintería entre otros.

Recordemos que de estos “corderos” que la Divina Providencia ponía en el camino de Don Bosco, él los convertía en pastores para que instruyan a los tantos niños y jóvenes que llegaban al oratorio de Valdocco. Así se cumple uno de sus sueños en el que los animales feroces se convierten en corderos y los corderos se convierten en pastores.  

Hoy en día este ideal educativo de Don Bosco sigue vivo en todo el mundo, donde sus salesianos a través de escuelas, talleres, institutos y universidades continúan formando jóvenes para el trabajo y para la vida.

4.- EL HOGAR DIGNO Y EL PAN: Don Bosco acoge en su casa a los muchachos que no tienen hogar y tienen hambre. Recordemos el episodio en el que uno de estos jóvenes toca una noche a la puerta mientras llueve. Don Bosco lo recibe, lo pone cerca al fuego, Mamá Margarita le da de comer una sopa caliente, unas sábanas y lo hace dormir a falta de colchón sobre la paja. Esta no sería la única vez en la que Don Bosco daría un hogar con amor – acompañado de su venerable madre – y procuraría el pan – incluso hasta endeudarse – para sus queridos muchachos.

Es conocido el episodio en el que un niño llamado Felice Reviglio (que luego sería sacerdote) subió a un árbol huyendo del maltrato físico de sus padres. Don Bosco subió hasta el árbol y por poco cae de él, pero logró tranquilizar a Felice y tenerlo en su casa, sin antes dejar de advertir a sus padres que recurría las autoridades si lo seguían maltratando.

En un texto de D´Spiney del año 1934 también encontramos a dos huérfanos a quien Don Bosco recogió y llevó a su casa. Carlos Gastini (posterior líder de los exalumnos de Don Bosco) quien quedó huérfano de madre y padre; y, un coronel que luego de reconocer a Don Bosco en Roma se echa sobre sus pies y le dice “YO FUI UNO DE ESOS HUÉRFANOS QUE RECOGISTE, FUISTE MI MADRE Y MI PADRE”.

Para muestra de la intención de Don Bosco de acoger a tantos jóvenes sin hogar es que en 1865 el oratorio de Valdocco recibió inspección de salud por las autoridades civiles de Turín. A pesar que el informe fue desfavorable por el gran número de muchachos que convivían, Don Bosco, no cedió en dejar de acogerlos y el aforo de muchachos llegó a novecientos, incluso con acogida de chicos huérfanos por el cólera.

5.- LA SALUD PÚBLICA

Don Bosco también conoció a las pandemias. En 1854, junto a los jóvenes del oratorio afrontó al CÓLERA. La figura de Mamá Margarita nuevamente aparece en esta escena, ya que, ella dispuso hasta de los manteles de la capilla para cubrir a los pobres enfermos que abarrotaban las calles.

Don Bosco hace una promesa a sus muchachos: si se mantienen en gracia de Dios no se contagiarán de la terrible enfermedad. LOS ORGANIZA PARA QUE AYUDEN A LOS ENFERMOS.

Según Don Lemoyne: "Empleó todas las precauciones posibles, aconsejadas por la prudencia y la ciencia, para no tentar al Señor. Hizo limpiar bien los locales, preparó otras habitaciones para disminuir el número de camas en los dormitorios, y mejoró la comida, lo cual le ocasionó notables gastos" (MBe, V: 70).

EPÍLOGO: En estas líneas hemos podido conocer el sentir y la responsabilidad social cristiana de Don Bosco, esto nos demuestra que no fue ajeno a los problemas sociales de su tiempo y que aún se encuentran vigentes en los nuestros. Don Bosco no se concentró en ser un ermitaño y orar para la solución divina de los problemas, FUE UN HOMBRE DE ACCIÓN. Quien obedeció sabe dar órdenes. Don Bosco, que trabajó, estudió y labró la tierra, enseñó los oficios que aprendió y las primeras letras a sus muchachos con el deseo de hacerlos hombres de bien.  

Partiendo del ejemplo de Don Bosco, sus salesianos han replicado su obra y ejemplo en diferentes realidades del mundo. Puntualmente, en el Perú, recordamos a dos venerables sacerdotes salesianos: el Padre Juan Bautista Gasbarri “Padre joven” quien fue durante muchos años capellán de la cárcel “El Frontón”; y, al Padre Ugo de Censi, quien en los andes del Perú realizó un “Valdocco peruano” instalando renombrados talleres artesanales, oratorios, entre otras obras al servicio de los jóvenes peruanos,

Que el ejemplo de acción social de San Juan Bosco sean motivo de animación para que imitándolo no seamos ajenos a los problemas sociales del cada día y que especialmente en esta pandemia del COVID se han incrementado. Que el testimonio de acción social de Don Bosco “ANIME EL COMPROMISO EN ESTA SOCIEDAD”.