CUANDO LA
INJUSTICIA ADMINISTRA LA JUSTICIA.
Malú
Costa gritaba: EL PODER JUDICIAL ES POLÍTICO Y CORRUPTO. Esto era mientras la
trasladaban de la carceleta del Palacio de Justicia al Penal de Santa Mónica,
en el año 2005.
El
gran Jurista Romano Ulpiano; al ser preguntado sobre el concepto de justicia,
decía lo siguiente: “SUUM CUIQUE TRIBUERE”, es decir, “DARLE A CADA UNO LO
SUYO”.
Si
nuestra justicia fuera tan eficiente para condenar a los que debe condenar
harían falta más cárceles que carreteras en nuestro territorio nacional. Esta
es la realidad, a nadie le es un descubrimiento saber que nuestro Tercer Poder
del Estado está infectado con numerosos magistrados, secretarios, relatores y
demás personal que le va y viene al “Arreglo”, al “Cariño”, al
“Agradecimiento”. Sí, es que muchas
veces inocentes y desesperados, que desde la mentalidad de Ulpiano les correspondería salir libres, refundidos, o
con beneficio penitenciario, se ven en la obligación de enviar alguna dádiva al
Secretario o Magistrado para acelerar lo que les corresponde, lo que le es
legítimo y esto es porque como diría Cesar Vallejo: “El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú” Y es así, los centros penitenciarios son un infierno, en
el que un inocente o purgado de su condena quiere escapar de la manera más
rápida.
Los
procesados estando aún en la razón, se ven en la obligación de pagar a los
operadores de la justicia, para asegurar
su libertad o pretensión, porque quizás el día de la sentencia el juez está
malhumorado, tuvo un problema en casa o se encuentra cansado. De pronto también
podría estar contento y aceptar toda
solicitud que se le presente. Este es una gran problema, el juez no actúa según
el derecho y su discrecionalidad atribuida por el ordenamiento jurídico, sino actúa
por el momento, por su estado anímico, por la coyuntura, política u órdenes
superiores. Ordenes que provienen de los acomodados en las esferas más altas
del gobierno o de sus “Superiores” que suelen ser magistrados superiores y
magistrados supremos, obviamente movidos no por humanidad o agilizar la
justicia, sino movidos por ánimo lucrativo, por los famosos “lobbies”
CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DEL ESTADO
Artículo 138 , Numeral 2. La independencia en el ejercicio de la función
jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no afectan el derecho de gracia ni la facultad de investigación del Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el procedimiento jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no afectan el derecho de gracia ni la facultad de investigación del Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el procedimiento jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno.
Leído el texto anterior de nuestra carta
magna, ¿Se lleva esto a cabo en nuestro país?
¿Acaso
no estamos cansados los ciudadanos de a píe de ver que a los jueces les tiembla
la mano para escribir torcido lo que debería ser recto? A diario los abogados
litigantes tienen que luchar contra el desgano, ineptitud e incapacidad de
aquellas personas que tienen el alto honor de administrar e impartir justicia.
Mal
humor, abuso, solicitud de rendición de pleitesía – según ellos ganada –
acompaña a muchos magistrados en su caminar diario. Pero gracias a Dios tenemos
honrosas excepciones. Están los magistrados correctos, los magistrados que sí
llevan la justicia como principio. Los magistrados que no les tiembla la mano
para fallar según derecho y no según se lo indiquen, y en contra de su
conciencia. Magistrados que con calor paternal dicen a los procesados: te vamos
a dar una segunda oportunidad para que puedas cambiar. Estás palabras dichas
con paternalidad pueden hacer cambiar el rumbo y la misión hasta del más dispuesto
reo primario a ser prontuariado delincuente. Porque en este mundo, su mundo
todo se consigue de manera más fácil y rápida.
UNA
JUSTICIA QUE TARDA NO ES JUSTICIA.
La
sobrecarga procesal, la falta de tiempo, entre otros factores hace que la justicia,
nuevamente, tarde en resolver diferentes expedientes. Expedientes que deben ser resueltos para
condenar al culpable y para absolver al inocente.
¿Cuántas
personas privadas de su libertad claman para saber un sí o un no sobre su
proceso? ¿Cuántos van muriendo lentamente por las ansías y la incertidumbre de
saber la resolución acerca de lo que les corresponde, por ser justo, depende del ánimo positivo o negativo del
operador de la justicia al momento de fallar? La respuesta es miles de miles de
reos recluidos en los centros penitenciarios a nivel nacional.
Recientemente
hemos podido observar como una persona luego de más de 35 años sin condena sale
a las calles, luego de haber pasado toda esta cantidad de años recluido en el
Penal de Lurigancho. Es un renacer para este infortunado, y también es una
jalada de orejas para los gobernantes y los que administran justicia en nuestro
país. Es una advertencia constante para no dejar de oír al que habla quechua y
usa polleras, al inocente y al culpable, porque todos según nuestra
constitución merecen un juicio imparcial y defensa.
CUANDO
SÍ SE DEBE APLICAR UNA DURA SANCIÓN.
Muchos
culpables, convictos y prontuariados pasan por los juzgados, no arrepentidos
sino convencidos de que el próximo atraco será más sangriento y con más
ganancia, porque por su sucio dinero han de ser liberados.
Diversos
factores, como el salvaguardar la
integridad personal y la de sus familias luego de amenazas, muchos magistrados evitan problemas y
“sueltan” a la calle como toro embravecido al delincuente, al delincuente que
nunca va a cambiar, al delincuente que
aún desde la cárcel, donde supuestamente se “rehabilita” se dedica a
extorsionar por teléfono y a hacer “su maestría” en técnicas modernas de
delito. ¿Y por qué los sueltan? ¿Por qué les dan comparecencia y beneficios que
no les deben corresponder? La respuesta es variada: por sensibilidad, por
oportunidad, por malos abogados que forman parte del “sistema” de lobbies, o por
el ya afamado “arreglo”. Es que para nadie es un gran descubrimiento saber que
el dinero corre como Pedro en su casa por las cortes de justicia de nuestro
país. Para nadie es sorpresa escuchar de los mismos trabajadores del Poder
judicial responder ante la pregunta ¿Cuánto percibe de sueldo un magistrado?, la siguiente respuesta: tal suma, fuera de muertos y heridos. Los muertos
y heridos corresponden a los arreglos que se hacen bajo la mesa para recibir
algo que nuevamente desde la perspectiva de Ulpiano, sobre la justicia, no les
corresponde a estos delincuentes y criminales habituales y reincidentes.
En
nuestro país el término Justicia no se limita solamente al ámbito de la
jurisdicción relacionada estrechamente al Tercer Poder del Estado. También se
refiere a la justicia social. ¿Cuantos hermanos de nuestro pueblo que son
víctimas de la corrupción? Corrupción
que “se chupa” el presupuesto destinado para ellos y para progresivamente
mejorar su situación.
¿Cuantos hermanos
de nuestra nación son escuchados y atendidos efectivamente por el Estado? ¿Cuántos son maltratados en los andes de
nuestro Perú por fuerzas militares y policiales por hablar quechua y no tener
la culpa de no entender el castellano? Es una pregunta que nos debe redundar la
cabeza para decirnos a nosotros mismos ¿Qué estoy haciendo por evitar la
injusticia? Si laboro en el sistema
judicial o tengo relación con él, ¿Soy uno más de los que se han dejado
absorber por “el sistema”? o Soy uno de esos “verdes” que no se casan con nadie
y ha denunciado ante las autoridades y oficinas correspondientes los ya afamados
arreglos y sobornos.
La
corrupción siempre ha existido, existe y existirá. Pero de nosotros depende
hacer que esta se desarrolle en su más mínima expresión. En nosotros está
denunciar los malos manejos en el aparato estatal para que el presupuesto que
es asignado para las verdaderas urgencias y necesidades de nuestro pueblo no
termine convertido en domicilios, autos y cuentas millonarias.
¿Eres
parte del problema o eres parte de la solución?
Finalizo
con la siguiente frase de José Ingenieros: “La justicia es el
equilibrio entre la moral y el derecho. Tiene
un valor superior al de la ley”
muy buen post
ResponderEliminarhay que ayudar a mantener la corrupción en un nivel bajo, porque como tú dices nunca dejará de existir :/